Las cualidades de ATTIS hacen de él un vino cuyas percepciones aromaticas, con el paso del tiempo, se integran haciéndolo puramente mineral. Partiendo de esa base tomamos la decisión de introducir unas botellas en una caja y colgarla suspendida en una batea a unos doce metros de profundidad.

Tras varios ensayos y pruebas hemos apreciado una evolución sorprendente y comprobando una vez mas lo que el Atlántico puede aportar a nuestro vino mecido por el mar durante 6 meses

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